Analfabetismo Funcional en Universitarios

Los deportes y el fútbol en particular merecen una mención especial en esto de no saber lo que se dice y da lugar a que muchos se partan de risa al oír tanto disparate de los nuevos locutores deportivos y de otros menos nuevos. Habrá a quienes no les haga ninguna gracia, y sentirán una gran decepción al ver las patadas que les pegan al diccionario y los puñetazos que le meten a la gramática sin que nadie le ponga remedio.

Escuchar que un jugador está pendiente de una "cumbre" médica me parece gracioso. ¿Es que vendrán médicos de todas partes de este mundo y de algún otro? Hasta ahora solo eran cumbres las reuniones de máximos dignatarios para tratar asuntos importantes. Se puede entender el uso de este término en reuniones de profesionales de cualquier disciplina para hablar de problemas de interés mundial, pero creo que se sale de madre llamar así a que se junten tres galenos para explorar una rodilla y mirar unos análisis.

También tiene su gracia la matraca que dieron cuando Raúl llegó a jugar su partido número 100, y estuvieron tres días diciendo que ya era centenario: "Raúl ya es centenario"; me costó entenderlo al pronto, y por un segundo lo imaginé hecho un anciano sin poder ni andar. Centenario tiene que significar 100 años: desde que se descubrió América, desde que se creó un instituto o desde que murió un pintor; porque si no, si se aplica a cualquier evento que llegue a este número, según los magos de la lengua, habrá que considerar centenario al que ha visitado una iglesia o ha montado en avión tantas veces.

Por el hecho de que un equipo pase de primero a segundo en la clasificación no pierde el "liderazgo", porque esto es una condición de superioridad que no depende del puesto que se ocupe en una liga. En este caso perdió el liderato: ya no ocupaba el primer puesto. Y con motivo de la huelga de controladores aéreos, un equipo no podía trasladarse a otra ciudad para jugar un partido por problemas de "movilidad". No es que estuvieran impedidos los jugadores para poder desplazarse, por accidente o enfermedad, no, es que, al no volar los aviones por culpa de aquel caos que se montó,  no tenían tiempo ya de acudir al evento por otros medios.

Como las palabras que he citado, utilizadas sin sentido, vigente se ha convertido en la estrella: "El vigente campeón". Vigentes están las normas y las costumbres que se mantienen en vigor; en este caso sería el actual campeón. Es solo cuestión de decir actual en lugar de vigente, al hablar de los últimos ganadores de ligas y copas; es muy sencillo. Lo malo es que vigente tiene un halo de modernidad tan irresistible que parece imposible darle de lado cuando llega la ocasión. 

Sorprendería a propios y extraños que los "oriundos" estuvieran animando a su equipo. Se es oriundo de algún sitio; así que, si el campo era del Almería, pongamos por caso, estaba diciendo la periodista que todos los que alentaban a los locales eran nacidos allí, y le pareció muy oportuna la palabra para nombrar a los hinchas del equipo de casa, sin importarle la tontería que se le acababa de ocurrir. 

Y qué obsesión tienen con lo histórico, qué muletilla tan inútil; cualquier cosa les parece histórica: "Es el máximo goleador histórico", "Es un record histórico". ¿No son ambas cosas históricas en sí mismas? ¿O hay algún record que no sea histórico? Hasta llegaron a decir en el colmo del delirio que Arteche fue un histórico en el Atlético de Madrid de los 80; o sea, ya era histórico cuando jugaba allí. Y son muy cansinos con la victoria, el empate y la derrota "cosechada". Cosechando se obtienen determinados resultados de un esfuerzo, como se obtienen toneladas de aceitunas, pero no se cosecha una sola: no es correcto usarlo en singular. Ha caído en gracia el verbo y parece un analfabeto el que no lo dice; sin embargo, obtener o lograr que sí son correctos, no se les viene a la cabeza a ninguno de los narradores deportivos.

El verbo francés venir de, que significa acabar de, campa por sus respetos: "Viene de perder su saque" o "Viene de empatar con el Valencia" se ha cargado al nuestro, cuando no hacía ninguna falta. Tampoco entiendo por qué se dice que un jugador decisivo en un partido es el "culpable" de haber ganado, ya que se es culpable de haber hecho algo malo, no bueno. Y no entiendo que un equipo tenga tarjetas amarillas "a favor", sino tarjetas en contra.

El arte de modificar el significado de cualquier palabra a voluntad no tiene fin, ni remedio alguno, porque si al mejor equipo español del momento se le ocurre empatar o perder un partido "ahí se ve la humanidad del F.C. Barcelona". Tantos años de estudios para decir esto. Una persona compasiva demuestra humanidad, pero la comentarista (en este caso) cogió el primer palabro que le vino a la mente sin pensar o sin saber que este club no demuestra humanidad por perder, sino que perdió porque está formado por personas humanas que tienen que fallar alguna vez.

Termino ya con la esperanza de que no haya nuevos inventos, que con estos y otros más citados en artículos anteriores me gustaría dar por terminada la cosecha.